Cuando
el reloj marcaba las ocho de la noche y los estudiantes del grado once de la
institución San Ignacio culminaban sus horas de clases, note un estudiante
recogiendo el empaque de un artefacto tecnológico que adquirió la institución,
se trataba de una caja de cartón que se encontraba dentro de la bodega de aseo.
Fue tanta la curiosidad que decidí acercarme y preguntarle el motivo por el que
recogía dicho residuo, acercándome lentamente logre llegar al lugar donde se
encontraba aquel joven que lucía un tanto sucio y con sus zapatos rotos.
Lo
note muy contento como pirata que encuentra su tesoro, me extrañe y dije dentro
de mi “¿se alegró por encontrar basura?”, el joven alzo su cabeza y al verme se
expresó diciéndome en voz baja “hola”; al ver tal reacción procedí a
preguntarle porque recogía ese pedazo de cartón; el me respondió diciéndome con
voz entrecortada.-“eh…eh…lo que sucede es que”, al notarlo así decidí
convencerlo de salir de la bodega y dirigirnos a la biblioteca para charlar
mejor.
Al
llegar a la biblioteca el joven se sentó a mí lado junto con su objeto, con un
tanto de pena le volví a preguntar para que había tomado el cartón, esta vez me
respondió con más seguridad y sin tanta nostalgia, - me dijo: “mi profesor de
dibujo me dejo un trabajo”, le pregunte:- ¿en cartón?; con una sonrisa en su
rostro me contesto: -“jajá...eh… No”, “lo que sucede es que debo hacer un mural
en lona pero no tengo el dinero para comprarla ya que mis padres no trabajan y
yo solo gano para mis estudios, entonces vi este pedazo de cartón que sirve
para plasmar mi dibujo y así obtener mi nota”.
Me
quede sorprendido que se me aguaron los ojos al ver que este joven no se
afligió y encontró su “lona” quizás mejor que la de sus compañeros; el noto mi
silencio y saco de su mochila un papel en el que tenía plasmado su dibujo, me
dijo: -“mira esto es lo que debo hacer”; al observar el dibujo me di cuenta de que aquel joven de
bajos recursos tenía un gran potencial intelectual.
Luego
del paso del tiempo me invito a la exposición de su obra en la casa de la
cultura. Acepte su invitación y nos fuimos cada quien a su vivienda; todos los
días lo veía en la institución ya que él estudiaba allí y yo era el encargado
de los oficios varios, lo notaba cada día mas entusiasmado y lleno de energía.
Se
llegó el día de la exposición de obras, me encontraba sentado en la parte de
adelante pasaron varias de las obras, note que aquel joven no había llegado y
ya lo habían llamado, mire hacia la entrada y vi que venía sudado con su obra.
El joven se subió a la tarima y pidió excusas, pues le había tocado caminar
para llegar porque no tuvo para el transporte. Se llegó el momento de la
presentación de su obra, todos los presente aplaudieron su obra a pesar de
estar pintada sobre cartón, el joven al ver este gesto se le salieron las
lágrimas.
Hoy
en día estudia licenciatura con énfasis en artística en una de mejores
universidades del país becado por completo, además está trabajando con una
compañía que realiza murales en las distintas partes de la universidad.
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